No hay que detenerse nunca


 

Por el café a sorbos, por el café a veces verde de sus ojos. Por el café insomnio que   me levanta aún y cuando ya no puedo.

 

A veces no hay de otra que seguir adelante, una y otra vez, con pocas ganas.

A veces sin aliento, otras llorando pero no parar nunca.
Seguir adelante aún sin fuerzas pero seguir.

Un día poco a poco las cosas se van poniendo en su lugar. La tristeza vuelve a veces.

Recordamos a los que se fueron en cosas tan sencillas y cotidianas. Como cuando hierve el café en la estufa y la casa se llena de ese olor fuerte, amargo y rico.

Entonces viene un suspiro, una lágrima. Pero con mas entendimiento y resignación.

Afuera la tarde está nublada.

Una tenue lluvia que cae desafía a estos días de calor intenso, refrescando el pavimento.

Así poco a poco, pero constante, logra enfriar esa sofocante plancha de cemento.

Poco a poco pero constante, no hay que parar, no hay que detenerse nunca, si a caso solo a dar un sorbo al café, el café que trae su recuerdo.

El café intenso y a veces verde de sus ojos. El café que hierve en la estufa.
El café insomnio cuando te pienso.